Y sueñas al caer la noche,
es ese impulso que te lleva hasta el
arrastrandote hundiendote en el latido
de sese surroro prohíbido,
en el deseo de la piel que te hace gemir.
Es el aire de la noche donde reside mi ser
clavado en el tuyo como una espina.
Es con el rocio de tu aliento que me abró
como una rosa entre tus manos,
rojo y negro en un borrón de extremidades
unidas las unas a las otras.
Revivo cada noche
en cuanto tus labios me tocan,
recorren mi ser con el sabor tu cuerpo,
nada más hay que el aire
que respiramos los dos
sin que exista nada más.
Flotamos en un mundo de dos,
nos mecemos al aire de la noche,
con la melodía de nuestros cuerpos
acompañandonos suavemente.
No hay luces que alumbren salvo tus ojos
donde deseo morir mientras
me meces contigo en este mar de nubes
y estrellas infinitas.
Que no hay más muerte más dulce
que cuando me tomas
reclamando lo que es deseo de los dos.
Nikta
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