

Caballero de eras olvidadas, perdido entre los sueños, su vista se pierde entre la inmensidad, triste, oscura... sus pupilas han visto pasar siglos y su corazón aloja la soledad y la pena. Amor, perdidas, sangre... bajo el manto de la madre noche espera para oír de nuevo esa voz que un día oyo.
Pero otro amanecer pasa y nada cambia, sigue sin llegar nadie a su castillo, suspira y vuelve adejar bagar sus recuerdos mientras mirada su eterna tierra. La luna vuele a acariciar su nívea piel y la brisa le lleva el suave perfume del mundo.
Pero otro amanecer pasa y nada cambia, sigue sin llegar nadie a su castillo, suspira y vuelve adejar bagar sus recuerdos mientras mirada su eterna tierra. La luna vuele a acariciar su nívea piel y la brisa le lleva el suave perfume del mundo.

Pero para él todo sigue exactamente igual, el tiempo...imperterrito no significa nada. Só el vago recuerdo de lo que fue y nunca tendra. És otro anocher más en compañía de esa misma luna que amora lo envuelve intentando alejar ese pesar de du rostro de angel.
La soledad es su compañera cada noche mientras su alma se desgarra cada día un poco más.
Lágrimas ya no le quedan, no tiene redención pero el caballero espera paciente con el corazón en un puño a que quizás algún día ella regrese.
La soledad es su compañera cada noche mientras su alma se desgarra cada día un poco más.
Lágrimas ya no le quedan, no tiene redención pero el caballero espera paciente con el corazón en un puño a que quizás algún día ella regrese.

Y vuelve el dolor, la culpa lo golpea y siente el deseo de la sangre, su calor, su poder... recuerda el abrazo y aprieta los dientes...

Y ese sutil aroma...como el incienso más suave y delicado, se acercan unos pasos, indecisos... se detienen, una respiración entrecortada. El aire gélido azota las peladas ramas de aquel desolado paisaje nocturno, en el cielo la luna brilla con timidez y como siempre la niebla empieza a subir de la tierra. Pero la presencia sigue ahí... perturbadora, excitante y llena de vida.
Puede oír la cadencia de ese sensual ser que sus sentidos embriaga. Como siempre... piensa que su mente le juega una mala pasada y sonrie levemnte cerrando los ojos con languidez, reposa sus manos en la balaustrada y exhala lentamente. Pero ese olor sigue allí y su ser explota por dentro cobrando vida.


Aprieta el puño y se debate con él mismo, no quería herir a esa criatura pero deseaba tenerla entre sus brazos, protegerla y besarla.

Se mira las manos e intenta convencerse de que no sueña, de que esta vez será real y no de nuevo el mismo sueño que se repite noche tras noche, las manecillas del relog cortan el aire, el eco de su presencia llena el castillo.

La dama pasea sus ojos por el lugar envelesada y sus dedos rozan las paredes, gira sobre ella misma como atrapada dentro de una fantasia tenebrosa. El lugar parece olvidado entre la nada, perdido en el tiempo, suspendido en un punto entre ningún lugar. Debería sentir miedo, pero no lo tiene, no teme lo que le pueda suceder, ya no.... porque por mucho que busque su corazón nunca encuentra lo que tanto anhela y no puede soportar más ese dolor, ese vacio de su pecho, de su alma... le falta algo, no encuentra su lugar y su cuerpo roto ya no puede seguir. Aveces cree oír su voz entre la niebla suave como una caricia, sus labios en su piel... sus manos en las suyas pero es sólo un espejismo que al llegar el día se desvanece con la luz. Un espejismo que desgarra su ser.

Su corazón palpiata y da un vuelco, todo lo que había buscado, todo lo que tanto deseaba estaba reflejado en él. Su ángel... su vida.
El mundo enero dió una vuelta y se detuvo en sus miradas, se toman de las manos, no hacen falta palabras, ella cierra los ojos y se refugia entre sus brazos esperando su beso inmortal, el mundo se incendia pero ya nada importa porque estan ahí.

El castillo entero se estremecé y un gemido de placer cruza el cielo que llora mientras la luna los acuna bajo su manto hasta el amanecer los reciba envueltos en su abrazo eterno.
Y al caer la noche la bruma ya no encuentra al caballero esperando en el balcón, sino en el lecho junto a su dama, la tierra se abre y de ella brotan flores, se disipa la niebla y corretean los lobos entre juegos y danzas. La tristeza abandona aquel paraje de ensueño y se aleja entre las eras.
Nikta


NO ES SINO LA SOMBRA DE UNA ILUSION LO QUE AMAS, NO PUEDO DARTE LO QUE ANHELAS - El Señor de los Anillos
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