Los Versos de la Noche
Das la vuelta a lo que pensabas.
Te sientas en un rincón.
¿Sientes la penuria de las sombras?
De los que no saben valorar,
lo que tienen a soplido de viento.
Contar lo que se puede,
saber lo que se quiere,
amar lo que se pierde,
pisar lo que se tiene.
Dejar que la lluvia se trague
falsas angustias y llantos,
que en un pasado cercano
atormentaron tu mente.
Nada importa, nada muere,
todo se transforma,
todo se desvanece.
Nada yace, nada crece,
todo avanza,
todo se adelanta.
En el fondo es todo lo mismo,
una mirada, un pensamiento,
la brisa cálida y un canto.
Canto de odio y tinieblas,
melodía de tormenta.
Siempre das y no recibes.
Gracias, percibes.
De nada, responder puedes,
el corazón me llamaba.
No es cierto,
no es mentira,
es la llave de un encuentro
oculto al alma y al tiempo.
Habla suave, habla mundo,
no puedes plantar semilla,
sin antes mojar el suelo.
Levanta la vista y escucha,
peculiar sonido brillante.
No hay refugio, no hay prisión,
contra la consciencia andante.
Siempre baja la marea,
siempre llegará el verano.
Alba al alba, tiempo al tiempo,
no hay prisa, nada es cierto.
Por qué, si todo cambia,
nunca vuelven esperanzas.
Albergadas con cariño,
olvidadas con vagancia.
Regresa, valor, regresa,
mirando al horizonte,
puso la mano en su pecho
y recitó en verso la noche.
Y aquí está el segundo:
Pensamiento, miento...
Arcaico atisbo de ignorancia,
que nos envuelve, lejano.
Se acomoda en mentes cerradas,
causando estragos.
Como yacen los pozos cerrados,
por quienes creen apoderarlos,
yacen las mentes obtusas,
por quienes osaron manejarlas.
Infame corazón, que engatusa al intelecto,
dejando libre al viento;
compungido corazón, deja libre mi razón,
elévala hasta mi suelo.
Tormentos del camino señalado,
oye el arrullo,
del castigado pensamiento.
Aletea, exasperado, desgraciado...
Engrandeces mi dolor,
lo haces con codicia de los sueños,
el averno del humano, es el propio humano.
El infierno del momento, es un instante.
¡Si, pensamiento!
Yo te miento, con dulzura y con amor,
por saborear la dicha de la desgracia,
la dicha del infortunio y la adversidad.
Cada blanco pañuelo se manchará,
el alma oscura se ofusca.
El agua lisa se perturba, extravagante;
vaga por los recovecos absueltos de muerte,
no de olvido.
¡Si, pensamiento!
Te he mentido.
Solo por un pedazo de perfecta iniciación al desperfecto.
¡Entiéndeme, pensamiento!
Solo quería sentir la culpa de la ordinaria mente.
¡Quiéreme, pensamiento!
Aguanta siempre a mi lado, paciente.
¡Muchas gracias, Nikta! De verdad. Me llena de orgullo ver los poemas aquí, en este maravilloso blog. :) Ojalá os gusten!
ResponderEliminarBesos,
Cali.
Son preciosos!, es que mi querida Cali es una artistaza!, jejjejej.
ResponderEliminar¿Os confieso un secreto?, nunca escribí un poema, o una poesía... ni si quiera un verso... ¡Seguro que yo no valdría para eso! >.<
Saludos niñas, muak!
Gracias a ti Cali.
ResponderEliminarNo digas eso Dulce, seguro lo harías muy bien. Besos chicas ;)
¡Muchas gracias, Dulce!
ResponderEliminarTú siempre tan simpática! =) Claro que servirías! Todos tenemos dentro mucho más de lo que podemos imaginar! :)
Un besazo a todas,
Cali.