Decepciones, penas, heridas
que nos hacen romper en llanto,
que nos hacen caer para levantarnos después
aprendiendo la lección.
Fortaleciendo nuestra alma torturada,
pasito a pasito avanzamos tratando
de alcanzar una plenitud y una felicidad
muchas veces esquiva.
Intentando alcanzar sueños
que nos evitan pasando de puntillas,
susurrando promesas que son la miel
que nunca llegas a probar.
Decepciones, vidas, muertes...
personas que vienen y van
como el tren en un anden
donde esperas por subir al vagón
que te conduzca donde deseas.
¿A dónde vamos o donde queremos ir?
¿Realmente nos hemos parado a reflexionar
en si es eso realmente lo que quieres?
Miles de preguntas, miles de respuestas
peor sigues perdida en la misma encrucijada
para frente a esa bifurcación
sin saber que rumbo tomar...
El tiempo pasa, el viento sopla
y tu sigues parado en la misma situación,
sin saber cual es la dirección
que has de tomar.
Miles de emociones te embargan
y por fuerte que seas
sientes que cada golpe te hunde más
y te marca amargandote un poco más,
tratas de sonreír pero es algo vacío y vacuo,
un acto que no significada nada en este momento.
Simulando estar bien mientras lloras por dentro,
mientras te pones la mascara para superar
ese nuevo bache que te presenta el destino.
Y sólo quizás, por mucho que quieras,
te arrastrará la corriente y llegues a puerto
con más o menos tino.
Esperando que las tejedoras
vuelvan a sonreírte
y la luz vuelva a guiar tus pasos
inseguros como un recién nacido.
Nikta
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