Con un querubín te identifican y al niño Cupido
Le pusieron, jugando a diestro y siniestro con sus flechas
Certeras y dolorosas.
Imparcial apunta y dispara, ya dio en el blanco de un pobre corazón
Que desafortunado busca lo que no encuentra entre locura y razón.
¿Por qué no tu otra fleja se clavo en el otro corazón?
Sino que lo dejaste siguiendo latir por el amor o desamor de otro ser.
¡Cruel y efímero destino el que tejes con tu ceguera!
Dame ese arco y esas flechas y acertare el tiro en mi amado ser
Que tanto resiste indiferente a mis palabras de amor,
Dejaran de ser sus ojos y oídos ciegos a mi deseo abrasador
Y probara su medicina cuando Cupido con tino acierte el blanco del amor
Que hoy me golpea imparable cada vez que un segundo me dedicas
Sin saber la verdad que anida en mi interior.
Nikta
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