- - No señor, yo renuncio a volver, pero él merece volver a sentir. Nadie debería conocer ese infierno, padecer ese castigo es peor que la muerte. No poder amar, no poder relacionarse, sentir la brisa en la cara, acariciar a otra persona… eso es peor que cualquier tortura.
- ¿Renunciarías a todo sólo por él? ¿Por qué? – la miró sorprendido, no comprendía cómo podía alguien sacrificarse así y a la vez se admiraba de aquel ser puro y tierno. Le producía una sensación extraña, algo que había olvidado hace tiempo…
- Porque le amo no puedo dejar que él siga sufriendo, prefiero que el tenga la vida que le robaron. Porque creo en lo bueno que queda no puedo elegir a nadie para que cargue con mi condena.
Amor, esperanza, honradez… ahora entendía porque aquella jovencita brillaba entre todas las almas, ahora recordaba por que se condenaban, su corazón volvía a latir y no pudo concebir el dolor de su hermano y menos cuando ella daba su vida por otro ser, no todo estaba perdido entonces. ¿Condenaría entonces a ambos?
Nikta
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