Es curioso las vueltas que da la vida…
Todo comenzó aquí, en esta misma celda cuando mi antepasada estuvo presa en las mazmorras de este mismo castillo donde ahora me encontraba yo. Pero antes que aquello claro, su madre fue infiel y de allí nació la primera de todas nosotras. Pero hablo de muchos años atrás, hasta siglos…
Las gotas de agua parecieron detenerse, todo volvía a su lugar de origen, todo regresaba al comienzo donde aquel día, el príncipe del castillo bajo al calabozo y entonces… cuando los ojos de ambos jóvenes se encontraron se enamoraron perdida e irremisiblemente. Esto dicho así casi podía parecer un cuento de hadas pero ni mucho menos…
Y ahora yo estaba atrapada en aquella historia que llevaba miles de años a cuestas. Atrapada, esperando el momento final… un suspiro se escapo de mis labios cuando me deje caer abrazada a mis piernas en un rincón de aquella sucia celda olvidada.
Todo empezó cuando aquel día de septiembre, en mi cumpleaños recibí aquel paquete…
En su interior había una carta aún con su lacre y un extraño sello, el papel crujió bajos las yemas de mis dedos y su color amarilleaba, parecía incluso más antiguo que la casa donde vivía. Pero en el paquete había algo más…
Junto a la carta había un pergamino enrollado y atado con una pieza de piel. Busque el remitente pero en había siquiera una dirección en todo el paquete, ni un solo nombre…
Recuerdo que era de noche, estaba sola y fuera había tormenta, la luz de las velas proyectaba largas sombras contra las paredes y una ráfaga de aire abrió uno de los ventanales apagando la llama. Recogí la cortina y el jarrón que esta había tirado al suelo, el gato bufo nervioso y subió escaleras arriba, cerré echando el cerrojo de seguridad y corrí la cortina a la vez que un rayo se descargaba iluminando el cielo negro con sus miles de ramificaciones. Encendí de nuevo las velas que se habían apagado y me arrellane en el sofá conteniendo el aliento mientras miraba el papel que tenía entre mis dedos.
Me estire hacía la mesita y cogí el abre cartas, metí la punta bajo el sello y tire hacia arriba, cuando este se soltó fue como escuchar un aliento exhalar por toda la habitación, fue lo mismo que abrir una tumba sellada miles de años atrás. Las velas parpadearon y el bello de la nuca se me erizo.
Baje la vista hasta el papel, la caligrafía era firme y clara, llena de filigranas redondeadas.
Si estás leyendo esta carta es que ahora ya solo quedas tú y yo debo saludar a la nueva generación. Quizás debiera presentarme pero el tiempo apremia, así que sólo te diré Belsa que soy tu tatarabuela y que antes que yo otras mujeres de nuestro linaje han pasado este conocimiento a sus hijas durante generaciones, tantas que ya hemos perdido la cuenta de quién fue la primera, sólo sé que ha sido así de generación en generación desde que el mundo es mundo.
Seguí leyendo sin poder acabar de creer aquello ¿Cómo podía realmente saber aquella mujer mi nombre? Pero que es más adelante daba datos que lo convertían todo en verdad, aquello era una locura. Así fue pues, como empecé a querer averiguar cosas sobre mi familia y la historia del medallón del Erebo o Avalon se cruzó en mi vida, más bien siempre había estado unida a mí.
Ahora mismo no era capaz de recordar el resto de la carta pero pensé que nunca debería haberla abierto, así esta pesadilla nunca habría comenzado ya que cuando mis ojos se abrieron sobre el pergamino mi vida cambio para siempre…
Ahí estaba, el dibujo del medallón y un galimatías de pistas para recuperarlo. Así fue pues… como comenzó esta aventura.
Nikta
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