Noche… que tiene la noche que a todos nos atrae con sus misterios y sus augurios atrapándonos entre sus brazos como un ardiente amante… era como si llevase esperando una eternidad para regresar a ella cruzando mares de tiempo y tinieblas. De dudas, de luchas…
¿Era yo un alma perdida más? ¿Estaba realmente condenada a vagar entre sus brumas por siempre jamás? Algo me buscaba más allá de ella, algo tan antiguo y poderoso como la magia.
¿Era yo un alma perdida más? ¿Estaba realmente condenada a vagar entre sus brumas por siempre jamás? Algo me buscaba más allá de ella, algo tan antiguo y poderoso como la magia.
Así como los ojos de la noche nos vigilan y protegen desde las alturas escrutando hasta el más mínimo resquicio de tu alma me sentí yo desnuda ante esos otros ojos… esos ojos de color indeterminado y peligrosos, unos ojos con los colores del poder y la magia del mundo. ¿No había oído yo ya algo así? Me aparte un paso de la ventana aún con las mejillas encendidas, era como si me observasen, como si el mundo entero contuviese el aliento… esperando… agazapado. Y esa mirada… aquellos eran unos ojos que parecían conocer el secreto de la eternidad, del horror y la soledad. Pero esa mirada...me decía algo más, me hablaba directamente a lo más profundo de mí, conocía lo que me torturaba y es que… sobretodo… conocía la verdad y la oscuridad de mi ser, la complejidad de lo que yo era.
Unos ojos que me miraban ahora de frente bajo la pálida luz de la luna como mudo testigo de nuestro encuentro secreto. Yo un ser finito, efímero y por tanto irremplazable, bello… porque cada minuto que viviese sería eso imposible de repetir, único, nunca volvería atrás ni volvería a suceder, nunca volvería a ser como era ahora, mi vida tenía sentido porque había un final. Él… un ser imposible, mágico… terrorífico.
Unos ojos que me miraban ahora de frente bajo la pálida luz de la luna como mudo testigo de nuestro encuentro secreto. Yo un ser finito, efímero y por tanto irremplazable, bello… porque cada minuto que viviese sería eso imposible de repetir, único, nunca volvería atrás ni volvería a suceder, nunca volvería a ser como era ahora, mi vida tenía sentido porque había un final. Él… un ser imposible, mágico… terrorífico.
Oscuridad sí… pero no era fría como imaginaba, ni aterradora, era cálida y me abrazaba como un amante ardiente y exuberante. Me engullía, me llamaba sin tregua, llenándome, seduciéndome, atrayéndome… me estremecí, no quería resistirme, quería entregarme a sus brazos… su voz susurraba en mí oído palabras mágicas, poderosas… apenas era un murmullo que erizaba mi piel de un modo placentero… estas condenada, eres una de nosotros. No hay redención para ti por que nos amas. Su voz era tan convincente… sabes lo que hay en tu interior, enterrado en tu alma y tu corazón, no lo niegues… en el fondo lo sabes. Eres lo que eres, hay maldad también en ti.
Nikta
No hay comentarios:
Publicar un comentario